Para la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el principal problema de salud pública que enfrentan los juarenses es la violencia, no sólo por el alto índice de homicidios, sino por las consecuencias que sufren los ciudadanos inmersos en un medio ambiente de criminalidad.
El coordinador de las Alianzas para una Frontera Saludable de la Oficina de Frontera México Estados Unidos, Ricardo Jiménez Codinach, indicó que lo que ocurre aquí causa padecimientos sociales, como el miedo a salir a la calle, que los negocios cierren, que el uso de los espacios públicos se reduzca y que las familias emigren.
El investigador, quien participó en el Seminario Permanente de Investigación Binacional “La Región Paso del Norte: Análisis y Alternativas para su Desarrollo”, aseguró que la problemática de la violencia se ve sólo como de índole política, pero tiene muchas vertebraciones.
En primer lugar, expuso, se debe establecer una vigilancia para determinar en concreto cuál es el problema, investigar para conocer las causas que lo originaron y diseñar intervenciones para determinar cuáles funcionan.
Luego, sigue la implementación de un modelo de salud pública, pero se debe saber cómo se hace para alcanzar la eficacia.
En la práctica, mencionó, los gobiernos aportan recursos para establecer diferentes programas de prevención, sin embargo no los otorga para realizar las evaluaciones pertinentes, lo que es un rubro que a su juicio está fallando en la experiencia de Ciudad Juárez.
“El principal problema de salud pública en el Municipio de Juárez es la violencia, porque aquí se registró en el 2008 una tasa de homicidios de 117 por cada 100 mil habitantes, índice que es de los más altos de México”, dijo.
El problema, consideró, se extiende no sólo a los familiares de las víctimas de asesinato, sino a todos los ciudadanos porque desarrollan temor a salir a la calle, que los negociantes cierren sus comercios, que el uso de espacios públicos para recreación o hacer deportes (como los parques) se reduzca y que las familias emigren.
Es que la violencia no implica sólo los actos criminales en sí, sino todo lo que causan a su alrededor.
“Hagan de cuenta que es como el terrorismo, cuyo objetivo es implementar el terror o el miedo a hacer cosas”, indicó.
Jiménez Codinach compartió un dato que le proporcionó una persona ligada a la organización de torneos de futbol, quien le aseguró que en todo el estado de Chihuahua se redujo en un 40 por ciento la celebración de tales eventos.
Eso, dijo, es un reflejo de lo que está padeciendo la salud pública de la sociedad local. Además, el fenómeno de la violencia incluye otros aspectos de la criminalidad que no siempre se reportan, tales como las agresiones en la calle o dentro de los hogares, sobre todo las que están dirigidas a la mujer.
También se presentan eventos dentro de los centros de trabajo o los de carácter sexual, los que difícilmente son hechos del conocimiento de las autoridades, aseguró.
En la pirámide de eventos criminales, explicó, la base está constituida por la violencia no reportada, que es la más numerosa. Luego le siguen las encuestas de victimización que arrojan algunos datos, después están los actos de agresión reportados por las instituciones o la Policía y, en la cima, se encuentran las muertes.
Para el investigador son muchas las preguntas que quedan todavía en el aire, por ejemplo por qué este fenómeno está ocurriendo en Ciudad Juárez y no en otras comunidades fronterizas con las mismas características.
Llamó la atención acerca del manejo de datos que dan las autoridades, que por lo general es muy limitado.
El manejo de información confiable y a tiempo es esencial para elaborar estrategias e implementar acciones para combatir el problema y evaluar el impacto que tengan esas medidas, aseguró.
Sin embargo, la realidad que se enfrenta en estos momentos es que los datos y la información acerca de la violencia, la seguridad y la convivencia ciudadana no se ha sistematizado, se recaba en formatos diferentes, los datos están incompletos y no digitalizados.
Aunque existen varias agencias dedicadas a atender la criminalidad que manejan datos, muy pocas comparten esa información, la que está fragmentada y no existe una fuente única y confiable, dijo. Por el otro lado, argumentó, cualquier crisis es una oportunidad para hacer algo al respecto.
Aunque la población no le tiene confianza a los datos aportados por las agencias gubernamentales porque discrepa de las ofrecidas en los medios de comunicación, la sociedad civil les está exigiendo acciones inmediatas para contrarrestar la violencia.
Consideró que aquí existe un liderazgo y compromiso de la autoridad municipal para enfrentar la problemática, así como la capacidad técnica para hacerlo, además de recursos humanos y financieros.
Uno de los avances más importantes fue la creación del Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadana, donde la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) provee de las instalaciones y apoyo con personal e investigadores.
También la OPS ofrece la cooperación técnica de sus oficinas en El Paso e incluso ha costeado el viaje y estancia de expertos colombianos que han aportado sus experiencias para tratar de enfrentar a la criminalidad aquí, aseguró Jiménez Codinach.
Con estas herramientas, concluyó, es posible comenzar a tratar el fenómeno de la violencia, el que tiene “enfermos” a los habitantes de la ciudad.
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