Crimen de odio destapa perfil racista de policías de Pensilvania

Shenandoah, Pensilvania— Un jefe de policía acusado de encubrir una golpiza fatal a un inmigrante mexicano fue mencionado en una demanda civil del 2006, la cual hacía una denuncia asombrosa: que agentes mataron a golpes a un adolescente hispano y lo colgaron de los barrotes de su celda para que pareciera un suicidio.
Evidencias recién reveladas muestran que en el departamento de policía local ha reinado la hostilidad hacia los inmigrantes desde hace años.
El jefe de la policía, Matthew Nestor, nunca fue procesado con cargos penales por ese caso, pero las denuncias contenidas en ese juicio, en la acusación formal del martes —sobre su presunto encubrimiento de la golpiza que adolescentes blancos propinaron a un inmigrante mexicano— y en otras demandas civiles muestran un departamento de policía inclinado a la hostilidad hacia las minorías y con una tendencia al uso excesivo de la fuerza.
Los policías “actuaron como caudillos feudales en este poblado carbonero, y la gente les tenía miedo”, afirmó el abogado John Karoly, quien representa a los padres de David Vega —un hispano de 18 años presuntamente muerto por una golpiza que le propinó la policía— en su juicio federal contra el distrito municipal.
“Yo no insinuaría que no fueron abusivos con cualquiera, pero sí diría ciertamente que empieza a aparecer un patrón de que las minorías recibieron el peso de sus abusos”, agregó.
El juicio del 2006 nombra a Nestor y al capitán Jamie Gennarini como acusados. Ambos han rechazado los cargos. Hay un juicio civil programado para el tercer trimestre del año próximo.
Nestor y otros dos agentes fueron acusados el martes de montar un encubrimiento mientras el FBI investigaba el ataque fatal al indocumentado mexicano Luis Ramírez el 14 de julio del 2008, cometido por dos jugadores de fútbol estadounidense de la secundaria local.
Como resultado de la golpiza que recibió en Shenandoah, Ramírez, de 25 años, murió horas después de ingresar al hospital Geisinger de Danville.
Después de la paliza que dejó al inmigrante herido de muerte en la calle, los adolescentes Brandon Piekarsky y Derrick Donchak intentaron huir, pero dos policías que acudían a una llamada de emergencia por el ataque los interceptaron.
En lugar de arrestar a los jóvenes blancos, los agentes los dejaron ir, iniciando una maniobra de encubrimiento del crimen en un poblado sumido en tensiones raciales, dicen los fiscales federales.
No se trataba de dos agentes cualquiera. El policía Jason Hayes salía con la madre de Piekarsky y el hijo del teniente William Moyer jugaba con Piekarsky en el equipo de la escuela secundaria. Su jefe, Nestor, era amigo de la madre del deportista e incluso tomó unas vacaciones con ella.
Ambos agentes y el jefe policial permanecían detenidos el miércoles en tanto se realizaba una audiencia vespertina para fijarles fianza.
Shenandoah, un pueblo de apenas 5.000 residentes, está a unos 130 kilómetros (80 millas) al noroeste de Filadelfia. Tiene un número creciente de residentes hispanos, atraídos por los empleos en las fábricas y en los campos de cultivo. Se cree que los hispanos representan hasta 10% de la población.
Ramírez, un nativo del pueblo de Irámuco, del estado mexicano de Guanajuato, estaba en Estados Unidos trabajando ilegalmente en varios empleos.
La policía de esta ciudad obrera encara otras imputaciones de actos dolosos.
Gennarini y el capitán Raymond Nestor —padre del jefe de la policia— arrestaron a David Vega en su casa el 28 de noviembre del 2004, respondiendo a un informe de una disputa doméstica, según los documentos judiciales.
“Mientras estuvo detenido por la policia... Vega fue golpeado hasta fallecer y entonces fue colgado de los barrotes de la celda para hacer aparecer que se había suicidado”, según la demanda.
Su padre, Carlos Vega, dijo el miércoles que él no tiene ninguna duda de lo que le pasó a su hijo. Vega, un cocinero jubilado que se mudó a Shenandoah hace 19 años, dijo que cada vez que sale de su casa tiene miedo de la policía.
“Un grupo grande de personas que hablan español se mudó a Shenandoah y ellos (los habitantes originales) no supieron reaccionar ante eso”, opinó Vega, cuya familia es de origen puertorriqueño pero nació en Estados Unidos

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