Con la exigencia de que los tres niveles de gobierno encuentren “ya” una solución a la criminalidad que azota a Ciudad Juárez, miles de fronterizos participaron ayer en una marcha en la que también se pidió a la comunidad internacional presione a las autoridades mexicanas para que pongan fin al baño de sangre en esta frontera.
“También estamos aquí para hacer un llamado de auxilio al mundo, para enviar un SOS, un pedido de auxilio y de socorro a todos los organismos de derechos humanos, a las comisiones de las Naciones Unidas, a la Comisión Interamericana, a los organizaciones no gubernamentales internacionales, como Amnistía Internacional, America’s Right Watch, y tantos otros, a iniciar o incrementar su campaña de observación y de presión al Gobierno mexicano para que se encuentre efectivamente una solución para Juárez”, dijo desde el templete el académico e investigador social Hugo Almada Mireles.

“Un mensaje de paz que es antes que nada la exigencia al Gobierno de la República, y en el ámbito de su competencia, también a los gobiernos estatales y al municipal, de que se encuentre ya una solución para Juárez, que se revise de fondo la estrategia que no ha funcionado, y que como está planteada no puede funcionar, que se revise partiendo de la situación real de nuestra ciudad en el mundo, cuáles son las mejores alternativas para Juárez.

¡Esta es su responsabilidad, no menos, y la queremos ya!”, agregó Almada.

El mensaje fue enviado desde la explanada de la presidencia municipal, en la cual se concentró el contingente de alrededor de tres mil manifestantes que, desde las 12 horas de ayer, se reunieron en el parque de la Mega Bandera y, durante una hora, marcharon a través de la avenida Heroico Colegio Militar hasta las instalaciones del gobierno local.

Ya en el mitin, los distintos oradores –integrantes de la sociedad civil– hicieron énfasis en el fracaso de las estrategias aplicadas por los tres niveles de gobierno contra el crimen organizado y, como punto principal de su pliego petitorio, exigieron la creación de una “asamblea permanente” entre las administraciones oficiales y la sociedad civil para encontrar una solución al problema de la violencia, más allá de las vías armadas de la policía o del ejército.

“Juárez requiere nuevas formas de relación gobierno-sociedad, nuevas formas en donde se abran espacios de diálogo para que ciudadanos y gobierno hagamos lo que se necesita para sacar a Juárez de este ambiente de violencia en el que estamos. No podemos permitir que las políticas públicas se sigan implementando en México o en la Ciudad de Chihuahua: ¡las políticas sociales se tienen que crear desde aquí, con las necesidades urgentes de nuestra gente!”, dijo Antonio González, integrante de la organización Casa Promoción Juvenil, que atiende a adolescentes de las colonias del poniente de la ciudad.

Al mencionar y explicar otros puntos de su pliego petitorio, los oradores demandaron también el fin de la impunidad en la que permanecen miles de delitos en esta frontera, medidas de seguridad basadas en la inteligencia más que en la fuerza y, también, una política social “integral, contundente e inmediata” que responda a la emergencia por la que atraviesa Ciudad Juárez.

“Ha fallado el gobierno, que no ha podido garantizar la seguridad que por ley deben brindarnos. Ha fallado la clase política, que no ha velado por los intereses de la sociedad a la que representa, pero eso sí, ha luchado, y mucho, por sus intereses partidistas”, dijo Leticia Chavarría, presidenta del Colegio de Médicos de Ciudad Juárez.

“Pero dolorosamente, también nosotros, los ciudadanos hemos fallado, porque ha sido hasta hoy en que vemos un riesgo a nuestro patrimonio y nuestras vidas cuando nos hemos volteado a ver unos a otros y nos hemos reconocido como integrantes de una misma comunidad”, agregó.

Al final del mitin, y explicando el último punto del pliego petitorio –que solicita la presencia del presidente Felipe Calderón en Ciudad Juárez– el doctor Arturo Valenzuela advirtió que, si el primer mandatario no atiende el problema de esta frontera, desperdiciará la oportunidad de rescatar la ciudad más violenta del mundo para convertirla en ejemplo de esperanza.

“Conviértase con nosotros en un sobreviviente, en un héroe que busca sacar a su familia entre asaltos, balas perdidas, desempleo, secuestros, extorsiones e impuestos. Venga con nosotros, lo acompañamos a poner una denuncia de extorsión por ejemplo, para que vea el resultado”, dijo Valenzuela en su llamado a Calderón.

“Si rechaza nuestra invitación habrá perdido una oportunidad de oro, y no sólo usted, sino el país entero. Dese cuenta de que si ganamos Ciudad Juárez en este esfuerzo común, cualquier ciudad de México podrá salvarse; Juárez pasará de ser la ciudad más violenta del mundo para convertirse en una bandera de esperanza”, agregó el también integrante del Comité Médico Ciudadano.

En todos los casos, las participaciones estuvieron acompañadas por el resto de los asistentes que, entre los discursos, lanzaron gritos como “el gobierno es nuestro empleado” o consignas como “paz para Juárez”, entre otras.

La manifestación fue convocada desde hace días por el Observatorio Juarense de Seguridad Pública y Seguridad Social y otras decenas de organizaciones de la sociedad civil que ayer hicieron énfasis en el carácter apartidista y apolítico del encuentro.

“No estamos aquí para apoyar a ninguno de los gobiernos, ni a los actuales ni menos a los anteriores que nos han llevado a este estado de cosas, ni para apoyar a ningún partido político ni a ningún grupo al interior de estos”, dijo Almada en su discurso.

“Quienes han leído esto leen mal, sin sensibilidad, sin entender lo que pasa en la ciudad y sólo desde sus intereses; no hablamos desde ninguno de esos intereses, hablamos desde la situación, la realidad y el dolor que vive nuestra ciudad”, agregó el académico.

Previamente, en entrevistas con diversos asistentes a la marcha, se pudo constatar que el llamado fue atendido por ciudadanos de los más diversos estratos sociales y ocupaciones.

“Estamos apoyando porque vemos la ciudad como está. Yo soy de Tabasco, pero mi vida casi la he pasado aquí, y yo pienso que Ciudad Juárez no debería estar tan lastimada así como está la ciudad”, dijo Rigoberto Bautista, un empleado de la construcción de 35 años, residente de la colonia Fronteriza Baja –en el poniente de la ciudad– y quien ayer acudió a la manifestación con el resto de su familia luego de que se enteró del acto en una primaria de la colonia.

“Vengo para pedir una solución urgente antes de que nuestra ciudad se esté vaciando más de gente, de que estemos perdiendo nuestras actividades normales; mucha gente ha perdido hasta la fe con todo esto, y esas son las cosas que son una lástima, porque lo material no importa, sino la distancia que hay entre las familias que se han dividido más por la frontera”, dijo por separado Irma, una mujer de 38 años, dedicada a las finanzas y quien vive en Senecú, una de las zonas más pudientes la ciudad.

“Tenemos una obligación moral y cívica con la ciudad y con la familia, porque de aquí vivimos y de aquí comemos y nos debemos a Juárez, creo que es nuestra obligación”, agregó la entrevistada, quien dijo haberse enterado de la manifestación a través de un correo electrónico.

Irma, como varios de los participantes, también atendió al llamado de vestir prendas de color blanco en señal de paz, e incluso varios jóvenes repartieron rosas del mismo tono entre los manifestantes.

La mayoría de los mensajes de las mantas destacaban la importancia de la reacción ciudadana. “La paz se gana participando”, decía el slogan del Comité Médico Ciudadano, otro de las instancias organizadoras. “Solución para Juárez. Participa... luego exige”, agregaba la manta que encabezó el contingente.

Otros mensajes escritos, sin embargo, también hacían sorna de la violencia y de la inacción de los gobiernos, como varias que, con una calavera dibujada, señalaban “yo gobierno Chihuahua”.

Los reciben representantes de los tres niveles

Al final del mitin, una comisión de los organizadores ingresó a la presidencia municipal y, en la oficina del alcalde, entregaron un sobre con el pliego petitorio a representantes de los tres niveles de gobierno: a José Reyes Ferriz, a José Luis Canales de la Vega –representante aquí del gobernador José Reyes Baeza– y a Francisco Humberto Guevara, representante estatal de la Secretaría de Gobernación en Chihuahua.

“(Damos) ocho días para que los tres niveles de gobierno nos traigan una respuesta, y queremos una respuesta concreta y empezar a trabajar; no queremos que sea una marcha más. Queremos que se empiecen a dar las respuestas, queremos una solución para Juárez”, dijo en la oficina del alcalde Emilia González, integrante del Observatorio y de la Comisión de Solidaridad y Derechos Humanos.

En su intervención, Reyes Ferriz ofreció recibir esta semana a un grupo de los manifestantes para que, en el Centro de Respuesta Inmediata y con representantes de los otros dos niveles de gobierno, dijo, se evalúen las formas en las que la ciudadanía “debe de participar” en esta “etapa de la solución que se debe de dar a Juárez”.

Se unen paseños a la marcha

En una muestra de solidaridad y unidad por la ciudad hermana, decenas de paseños acudieron a la marcha por la paz en Ciudad Juárez el día de ayer.

Algunos de los manifestantes paseños comentaron que la participación de la comunidad fronteriza es y será indispensable para superar la problemática juarense.

Según el profesor de UTEP y politólogo Tony Payán, la sociedad juarense se ha mostrado demasiado pasiva y lenta al reaccionar, y quienes han podido huir de la ciudad lo han hecho, gran parte de ellos para establecerse en El Paso.

Entre los ‘autoexiliados’ que residen en esta ciudad, debería haber más colaboración en este tipo de movimientos sociales, aseguró.

Y es que este tipo de acciones y convocatorias son las únicas que faltan por llevarse a cabo, como parte de una estrategia ciudadana para retomar la ciudad y reconstruir el tejido social, el cual se encuentra “completamente desgarrado”, comentó el politólogo.

“Es la única operación que no ha tenido lugar”, dijo al explicar que ni el arribo de fuerzas federales, ni la presencia de miles de elementos del ejército, ni la limpieza del cuerpo policiaco han podido mejorar la situación de Juárez. “La ciudadanía misma tiene que organizarse, tomar las calles, recuperar el control de sus vecindarios, y exigir acciones a los políticos”.

Aparte de los residentes de la vecina ciudad, aquellos que se han trasladado a El Paso por razones varias también podrían participar, marchar y exigir.

“Muchos de ellos ya no viven en Juárez, pero viven de Juárez”, dijo Marisela Terrazas, estudiante de UTEP y miembro de la asociación apartidista Juárez 20/20. “Siguen teniendo negocios y familia en Juárez, por lo que es importante que se comprometan para seguir colaborando”.

De igual manera se expresó Patricia Valenzuela, otra de las manifestantes y actual residente de El Paso, quien huyó de la violencia y extorsiones de las cuales su familia fue víctima en la ciudad hermana.

“Yo fui por solidaridad, porque soy de allá y tengo familia que ahí sigue viviendo”, comentó. “Esta marcha fue el primer escalón para hacer nuestra parte por la situación, sin embargo siento que debería haber más participación de los que vivimos en El Paso”.

Valenzuela explicó que probablemente muchas personas que se encuentran en la misma situación que ella se “han olvidado” de Juárez al refugiarse en esta ciudad.

“Es triste porque las personas huyen a El Paso y aparentemente cierran los ojos y se olvidan de la ciudad en la que crecieron y vivieron. Eso demuestra cierta ingratitud hacia Ciudad Juárez, y no podemos ser ajenos a lo que le pasa a nuestros conciudadanos.”

“La organización debe ser desde abajo, cambiando la base general para reconstruir el tejido social”, dijo Francisco Amparán, activista paseño y dueño de un negocio en Ciudad Juárez. “Y creo que las marchas y movimientos por la paz deberían ser permanentes”.

Amparán agregó que “a los que conforman la sociedad solo les queda pugnar por la paz con sus propios actos, cambiando la mentalidad que tienen y dejando de ser apáticos e indiferentes con lo que le sucede a los demás”.